sábado, 8 de marzo de 2025

CAPÍTULO 5.

BENEFICIOS DE LA FELICIDAD

Juan Moisés de la Serna

Si se habla de felicidad se puede pensar que se trata de una experiencia íntima y personal, pero cuando convivimos con otro, es difícil alcanzar esa felicidad solos.

Lo normal es que se trate de un “trabajo conjunto”, y que ambos puedan encontrar y compartir esa felicidad.


Lo contrario, la búsqueda individual, no sólo va a ser un “trabajo” más arduo, sino que incluso puede verse entorpecido por una convivencia inadecuada, donde existan intereses diferentes.

Al igual que sucedía con respecto a las enfermedades físicas y psicológicas, en que su presencia impedía alcanzar estados adecuados de felicidad, una convivencia problemática va a tener los mismos efectos negativos.

Por lo que antes de ponerse en camino hacia la felicidad, sería conveniente hacer lo posible por mejorar la convivencia con la persona con la que se comparte la vida.

Una de las dificultades que se encuentran a veces las parejas es a la hora de expresar emociones y de sentirse comprendidas, lo que repercute en la calidad de la propia relación.

Cuando uno da el paso de convivir con otra persona asume que va a tener que realizar muchos cambios en su vida, ya no tiene que mirar por sí mismo sino por los dos, sobre todo si está pensando formar una familia y crear un proyecto de vida juntos.

Es cierto que esa relación va a tener que pasar por momentos de dificultad, y por supuesto por momentos buenos que son los que se buscan, pero es precisamente en los primeros donde se comprueba la solidez de la 2 pareja al enfrentarse y superar las trabas económicas o sociales por las que se pueden encontrar, pero todo ello solamente se puede conseguir si existe una buena comunicación entre ambos.

Muchos son los factores que pueden afectar a la salud de la pareja, incluido los deseos y necesidades de cada uno de los dos, pero también las presiones y demandas sociales de familiares y personas allegadas, así como las dificultades y carencias económicas que se puedan presentar.

Igualmente, la pareja debe de ir adaptándose a los nuevos cambios de roles que les toca asumir cuando llega “la prole”, teniendo que adoptar el papel de papá o mamá, ahora con nuevas obligaciones de cuidado y protección del nuevo miembro de la familia.

También, y con los años, cada uno de los miembros va a ir viendo cómo van cambiando sus intereses, e incluso sus posibilidades de desarrollo profesional y personal, que hay que tratar de mantener a la par con los de la pareja, si es que se quiere conservar esta, quedando por encima de las individualidades.

Pero de nada sirve los esfuerzos y sacrificios por la pareja si no existe un mínimo de diálogo, donde se puedan expresar las necesidades y deseos, con lo que hablar y poder llegar a acuerdos entre ambos, de forma que s busque un punto de equilibrio entre la vida profesional, personal y la familiar, pero ¿Expresar emociones mejora las relaciones de pareja? 

Esto es precisamente lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde la Universidad Islámica Azad y la Escuela de Ciencias Médicas de la Universidad Baqiyatallah (Irán) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Behavioral Sciences in Asia. 

En el estudio participaron trescientas personas, de los cuales la mitad eran mujeres, en todos los casos fueron parte del personal de la administración que desempeñaban tareas como maestros en la enseñanza secundaria.

A todos ellos se les administraron cuatro cuestionarios, uno relativo a la satisfacción marital a través de un cuestionario estandarizado 3 denominado Enrich Marital Satisfaction Questionnaire, y tres con respecto a la evaluación de las emociones, uno sobre la capacidad de expresión de las mismas a través del cuestionario estandarizado E.E.Q. (Emotional Expressiveness Questionnaire), otro sobre el autocontrol emocional con el E.C.Q. (Emotional Control Questionnaire) y el último sobre la claridad en la expresividad emocional a través de Ambivalence Over Emotional Expressiveness Questionnaire, con lo que analizar qué se siente, si lo expresa o no, y de hacerlo, cómo lo hace. 

También se registraron variables de tipo demográficas como número de hijos, de años que lleva la pareja junta y de personas que conviven en el domicilio.

Los resultados muestran una relación significativa entre la satisfacción de la relación de pareja y las habilidades comunicativas emocionales, aunque esta relación significativa únicamente es con respecto a la expresión de las emociones, es decir, en las relaciones que se expresan las emociones se sienten más satisfechos y al revés. 

En cambio, cuando existe un mayor autocontrol de las emociones y no se expresa, se produce insatisfacción en la pareja, al igual que cuando las emociones expresadas son ambivalentes o poco claras.

Algo que puede parecer obvio en una pareja pero que en ocasiones no se tiene en cuenta a la hora de cultivar las relaciones íntimas, dejándose de hablar y expresar las propias necesidades y sentimientos.

De ahí que una parte fundamental de la labor del terapeuta de pareja sea conseguir que los miembros hablen y expresen sus inquietudes y emociones, lo que, como se ha observado en el estudio, va a tener un efecto directo en la mejora de la satisfacción de la pareja. 

Aunque en el estudio se recoge el número de años de convivencia de las parejas, este dato no ha sido empleado para separar entre los que llevan poco o muchos años de relación, con lo que no informa si estos efectos significativos se mantienen o varían con el tiempo.

Hay que tener en cuenta que no se trata de una investigación en el que se haya realizado una intervención para mejorar las habilidades 4 comunicativas, necesario para poder concluir que efectivamente influye significativamente en la calidad de la pareja. 

Es por ello que se precisa de nuevos estudios donde se “manipulen” las variables comunicativas y se observen los resultados comparados con un grupo control, para comprobar si efectivamente se produce un mejoramiento o empeoramiento de la calidad de las relaciones de pareja, en función del grupo al que ha sido asignado.

Además en la selección de los participantes se mantienen unas circunstancias muy concretas como es la de ser maestros de enseñanza secundaria y casados, lo que limita el estudio a corroborar lo que sucede en esta población, pudiendo encontrarse diferencias con respecto a personal público en otros trabajos e incluso a personal no funcionario, por lo que no se puede entender que el nivel educativo, económico y de seguridad laboral represente ni siquiera a la totalidad de la población objeto de estudio.

Igualmente hay que tener en cuenta el reducido número de participantes y que todos compartían una misma localización geográfica y cultural, asociada a oriente, por lo que los resultados se pueden considerar válidos dentro de su cultura, siendo necesarios nuevos estudios en otras latitudes para poder concluir al respecto. 

<<Muchas parejas hoy en día están trabajando y haciendo más de lo que han imaginado que harían. Aproximadamente en el 70% de los matrimonios estadounidenses, ambos miembros trabajan fuera del hogar. Esto puede aumentar los ingresos, pero puede también aumentar el estrés, la fatiga y la tensión en las relaciones. Durante los últimos 20 años, se ha convertido en la norma que los dos trabajen fuera del hogar. Este a menudo da paso a que los miembros de la pareja trabajen menos constantemente en equilibrar su relación con su vida laboral.

La buena noticia es que muchas parejas con exceso de trabajo parecen afrontar el estrés muy bien. La mala noticia es que las estrategias que utilizan para hacer frente al estrés puede no hacer mucho para fortalecer sus matrimonios. Esto se debe a que lidiar con el estrés es a menudo más 5 que sobrevivir como pareja, se trata de promover relaciones saludables.

Cuando experimentamos estrés también tenemos una tendencia a centrarnos más en nosotros mismos que en otras personas, nuestra pareja incluida. Estar preocupados por uno mismo no contribuye a un matrimonio saludable. 

Si la relación (matrimonio) no se convierte en una prioridad, comenzará a sufrir. 

Seamos realistas, la paternidad es un trabajo a tiempo completo, y cambia dramáticamente la relación matrimonial. Pero el matrimonio es la base sobre la que toda familia está estructurado. Si su matrimonio es fuerte, toda la familia será fuerte; su vida será más tranquila, podrá ser un mejor padre, y usted, simplemente, tendrá más alegrías en su vida.

Haga un compromiso. Para crear o mantener un matrimonio fuerte tendrá que dar el primer paso crítico: Usted debe estar dispuesto a poner tiempo, esfuerzo y pensamiento en la crianza de su matrimonio.>>

Dr. Quazi Imam, Director Médico del Hospital Arlington Memorial (EE. UU.) 

Uno de los conceptos asociados a la felicidad es la psicología positiva, la cual se ha mostrado como una de las ramas de psicología más actuales y prácticas, en donde se busca mejorar la calidad de vida de la persona. 

Cambiando el modelo teórico pasando de la psicología clínica a la psicología positiva, donde ya no se busca ayudar a los pacientes con alguna psicopatología, si no tratar de que cualquier persona pueda encontrarse bien consigo mismo y con los demás, y que aprenda las herramientas del éxito personal, que le conducirán a la felicidad. 

Quizás expuesto así parezca muy lineal, pero la idea original de los planteamientos de la psicología positiva era precisamente alcanzar la tan ansiada felicidad por parte de la sociedad.

Y todo ello gracias a algo tan simple como cambiar la perspectiva del individuo, es decir, sus pensamientos, con la convicción de que, si se ven alterados estos, también lo hará su forma de sentir y al final su 6 comportamiento. 

A raíz de ello ha surgido una sub-rama dedicado a la aplicación en las organizaciones, en lo que se ha denominado como P.O.B. (Positive Organizational Behavior), a través de este se buscan que los trabajadores sean empleados felices con lo que hacen, pues se ha visto que esto es la mejor fuente de motivación que conduce a una mayor productividad y eficacia en su desempeño.

A pesar de las grandes diferencias en cuanto a sus objetivos y el "personal" que emplean, los centros educativos son organizaciones que pueden beneficiarse de las aportaciones de la P.O.B., luego ¿Puede la Psicología Positiva mejorar las calificaciones de los alumnos?

Esto es precisamente lo que se trata de responder con una investigación realizada por la Universidad de Hittite (Turquía) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Journal of Advanced Management Science. 

En el estudio participaron doscientos veintinueve estudiantes con edades comprendidas entre los 15 a 35 años, de los cuales el 46,3% eran mujeres.

A todos los participantes se les administró un cuestionario estandarizado denominado Psychological Capital Scale donde se evaluaban cuatro factores: Optimismo, Autoeficacia, Resiliencia y Esperanza, y todo ello se analizó comparando con los resultados académicos alcanzados por cada estudiante. 

Los datos muestran que únicamente la Autoeficacia y la Esperanza son significativamente diferentes entre los alumnos exitosos y no exitosos. No encontrándose diferencias en cuanto a la Resiliencia y el Optimismo a la hora de determinar el éxito académico.

Por lo que, desde la Psicología Positiva, y basándose en estos resultados, debería de hacerse mayor hincapié en estos dos factores que resultaron significativos, la visión de Autoeficacia de uno mismo y la Esperanza en la consecución de los objetivos personales que se marcan. 

A pesar de los buenos resultados mostrados en el estudio, se podría haber planteado un grupo control y otro en donde se manipulase alguna variable, como recibir al inicio del curso clases de autoestima o de orientación de la psicología positiva, para comprobar si al final del curso había diferencias en el desempeño en función de que se hubiese recibido o no esas clases. 

A pesar del gran número de participantes, estos se circunscriben a una población muy concreta, estudiantes de Turquía, queda por lo tanto por comprobar si en otras poblaciones se mantienen los mismos resultados. 

Este es un ejemplo de cómo se puede conseguir la felicidad en aquello que se hace, interviniendo en el puesto de trabajo o en el centro de estudio, para lo cual es preciso conocer qué variables van a estar afectando.

La felicidad por tanto no es algo que se deba de buscar en un lugar aislado, como un centro de retiro o en un monasterio, se puede conseguir en el lugar donde se viva, con las personas que se conviva, siempre y cuando se empleen las estrategias adecuadas para mejorar en aquello que se hace y con ello conseguir una mayor satisfacción al lograr los objetivos personales, y todo ello gracias a la Psicología Positiva.



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